Mapas conceptuales y mapas mentales, las 5 diferencias principales

Dos enfoques diferentes para una misma herramienta

Desde sus orígenes, los mapas conceptuales y mentales han seguido caminos diferentes - por no decir opuestos. De hecho, sus puntos de referencia históricos no coinciden, ya que se basan en dos estudiosos que operaron en épocas y modalidades diferentes.

En primer lugar, los mapas conceptuales se basan en el modelo de Joseph Novak, desarrollado en los años 90 para encontrar una aplicación práctica de la teoría cognitiva del aprendizaje significativo. En pocas palabras, él creía que la esquematización de palabras individuales era una herramienta perfecta para resaltar y enfatizar los conceptos fundamentales de un programa de estudio.

Posteriormente, a finales de los años 90, el estudioso londinense Tony Buzan ideó el innovador método de las mapas mentales, tratando de reproducir de manera esquemática y finalmente también gráfica el proceso seguido por nuestro cerebro para formar pensamientos. No es casualidad que se puedan aplicar no solo al estudio, sino también a la vida cotidiana, ayudando a devolver claridad y linealidad de comprensión.

El aspecto visual

La primera diferencia sustancial entre mapas conceptuales y mapas mentales se refiere al aspecto visual. Según el modelo inicial teorizado por Novak, los mapas conceptuales tienen una estructura bastante rígida y están compuestos esencialmente por:

• Nodos conceptuales, es decir, cajas de diferentes formas que contienen palabras clave o frases cortas;
• Flechas que conectan los nodos conceptuales de manera lógico-jerárquica.

A veces también se inserta texto en las flechas para vincular los diferentes nodos, quizás con una proposición, un adverbio o una fecha. Al menos según el modelo inicial, los mapas conceptuales no preveían el uso de colores e imágenes. Sin embargo, hoy en día con el uso de lo digital, también los mapas conceptuales pueden contener elementos multimedia.

También los mapas mentales usan breves palabras clave que se ramifican a partir de un título. Sin embargo, tienen un aspecto mucho menos rígido que los mapas conceptuales, por ejemplo, los conceptos no tienen que estar necesariamente encerrados dentro de nodos. Además, los mapas mentales hacen amplio uso de muchas imágenes y colores diferentes para las ramificaciones, tratando de impulsar también el aspecto evocativo de estos elementos visuales. En este sentido, las imágenes no tienen solo un propósito descriptivo del tema tratado, sino que sirven sobre todo para estimular la memoria.

Estructuras diferentes para organizar tus ideas

A simple vista, es fácil entender que los mapas conceptuales y los mapas mentales tienen estructuras muy diferentes entre sí. Los primeros se basan en una estructura "en árbol", partiendo de un concepto principal en la cima que luego se ramifica en diferentes hojas en cascada. Los segundos, en cambio, tienen una estructura "radial" (o en forma de rueda), con un centro de enfoque del que surgen una serie de conexiones, incluso no jerárquicas, directamente relacionadas con el núcleo.

Precisamente por esto, en la fase de construcción del mapa se debe tener en cuenta el modelo de partida al que se hace referencia. Un elemento muy importante a considerar es el papel del concepto inicial en las diferentes estructuras: mientras que en el mapa conceptual funciona como tronco de partida para las ramificaciones posteriores, en el mapa mental debe entenderse como un punto de partida que genera diferentes conexiones lógicas entre sí autónomas.

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¿cómo crearlos desde cero?

Una diferencia fundamental entre mapas conceptuales y mentales radica en cómo se crean a partir de una hoja en blanco, es decir, el proceso de construcción.

Para hacer un mapa conceptual es necesario tener claros de antemano cuáles son los conceptos clave que se deben desarrollar de manera lógico-jerárquica como las ramificaciones de un árbol, y por lo tanto se requiere una elaboración previa del tema de partida. Cada nodo hijo tendrá una relación lógica y jerárquica con su nodo padre. A partir del título presente en la parte superior, debe ser posible, incluso para aquellos que no hayan realizado personalmente el mapa, seguir un razonamiento lógico moviéndose a lo largo de una rama entre los nodos y sus conectores.

Para realizar un mapa mental se procede por asociaciones. De hecho, los mapas mentales son precisamente una representación gráfica del pensamiento asociativo, pensados para implementar la memoria visual de manera personal. De hecho, podría resultar muy difícil interpretar y entender un mapa mental hecho por otra persona. Los elementos del mapa se insertan de manera dinámica sin una clara distinción entre el momento de identificación de los conceptos clave y el que consiste en su combinación, como ocurre en cambio para los mapas conceptuales.

En resumen, para el mapa conceptual deberán recordar dar prioridad a la identificación de relaciones jerárquicas entre los conceptos clave, partiendo de los aspectos más generales (identificando primero de la redacción los conceptos clave que se deben insertar en los nodos) para luego descender a los detalles. Para el mapa mental, en cambio, podrán dar rienda suelta desde el principio a su flujo creativo. A partir del tema central, pueden insertar las conexiones mentales más útiles para su memorización, para luego proceder a una selección general.

Funciones y diferencias entre mapas conceptuales y mentales para el estudio y comprensión de conceptos

Así como son diferentes las estructuras y las historias de los mapas, también lo son las funciones que pueden desempeñar en la fase de estudio y esquematización. Se podría decir que los mapas conceptuales son más útiles durante la asimilación de conceptos, mientras que los mapas mentales expresan su máximo potencial cuando se trata de elaborar y comprender el material disponible.

Para ser más específicos, los mapas conceptuales se utilizan principalmente cuando se debe aprender y posteriormente consolidar los contenidos. Desempeñan un papel importante en el análisis durante la creación en sí misma, porque requieren de por sí habilidades de síntesis y reelaboración. Posteriormente, pueden ser útiles en el desarrollo de un discurso oral orgánico y lineal, destacando los conectores lógicos que unen los diferentes puntos del tema estudiado.

Por el contrario, los mapas mentales tienden a ser utilizados para el estudio creativo y la producción de rutas originales y personales (precisamente porque imitan gráficamente el aspecto de las neuronas presentes en nuestro cerebro) - como, por ejemplo, trabajos de examen o presentaciones. Precisamente por esto se indican generalmente como las herramientas de aprendizaje más útiles para proyectos transversales e interdisciplinarios, que superan el método de estudio en "compartimentos estancos".

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Artículo de Nina Komadina, creadora de contenido.