La discalculia en niños: dificultades en la relación entre números y procesos matemáticos
El camino educativo de algunos niños puede estar marcado por la dificultad de relacionar entre sí los números y los procesos matemáticos, esta dificultad se llama discalculia. Cada vez que hablamos de discalculia, nos encontramos frente a alumnos con un coeficiente intelectual perfectamente normal y, en ausencia de otros déficits de origen: neurológico, sensorial, social y relacional. De hecho, nos referimos a toda una serie de situaciones caracterizadas por la falta de decodificación, transcripción y memoria.
En este artículo examinaremos:
Un trastorno del aprendizaje que afecta a miles de estudiantes en edad escolar
Cuando hablamos de discalculia nos referimos a esa situación que puede aparecer de manera aislada o acompañada de dislexia y disgrafía en el 5-10% de los niños en edad escolar. Según los datos del MIUR actualizados al año escolar 2018-2019, hay alrededor de 100.000 estudiantes con diagnóstico específico de discalculia, aunque el dato podría estar subestimado. Se trata de un Trastorno Específico del Aprendizaje (DSA) relacionado con la incapacidad de poner en relación los sistemas numéricos, las operaciones y todo lo que concierne al ámbito de las matemáticas.

El niño que presenta los rasgos de la discalculia tiene entre sus características: el repetir de manera constante errores durante la fase de los cálculos, hacer confusión en el uso de los signos matemáticos, invertir los números. Podríamos definir la discalculia como el correspondiente, en las disciplinas matemáticas, de la dislexia.
¿cómo identificarlas y abordarlas?
Desde los primeros acercamientos con el mundo matemático, el alumno con sospecha de discalculia muestra algunas peculiaridades. Entre las principales situaciones que pueden llevar a un diagnóstico posterior, tendremos:
- Escritura y reescritura incorrecta de los números, cifras invertidas. Por ejemplo, el 2 a menudo se confunde con el 5;
- Dificultad en la numeración al revés, en su lectura, en la memorización;
- Incapacidad para establecer una relación entre número y cantidad;
- El signo + y el - se confunden, así como los de las operaciones de división y multiplicación;
- Las tareas escolares se realizan con extrema lentitud, hay dificultad para memorizar las reglas relativas al acarreo y a las tablas de multiplicar;
- Posición incorrecta de las cifras cuando se realizan las operaciones en columna.
Desafortunadamente, debido a las dificultades encontradas, a menudo un niño con discalculia no puede seguir el ritmo de sus compañeros y realizar las tareas asignadas con la misma facilidad, lo que a menudo resulta en un nivel de preparación insuficiente y altos niveles de frustración.
Recordamos que la competencia en el cálculo abarca una serie de procedimientos automatizados que requieren niveles de atención elevados para lograr los objetivos. Muchos alumnos con problemas de discalculia presentan situaciones de comorbilidad con otros DSA, es decir, discalculia asociada también a dislexia y disgrafía.
Diferencias y cómo abordarlas para lograr la autonomía del niño
La discalculia tiene entre sus características la de ser convencionalmente dividida en: primaria y secundaria.
Se habla de discalculia primaria cuando están involucradas todas las habilidades que tienen que ver con el hemisferio matemático. Mientras que se habla de secundaria cuando, además de la discalculia, tenemos también claros signos de dislexia y disortografía.
El objetivo que el docente comparte con la familia, los especialistas y el resto de compañeros es lograr la autonomía del niño a través de metodologías específicas. Pero ¿cómo puede tomar forma y hacerse realidad todo esto? Es bueno recordar en primer lugar que un diagnóstico de discalculia se realiza entre el segundo y tercer grado de la escuela primaria. Se involucran una serie de expertos como psicólogos, logopedas y en caso de ser necesario también neuropsiquiatras infantiles. Esta última figura se prevé cuando la discalculia se presenta asociada a dislexia y disortografía.
Posteriormente, sobre la base de los datos recopilados y de las pruebas propuestas al niño, los expertos se orientan sobre cómo proceder, se establece si iniciar un verdadero y propio proceso para elaborar un diagnóstico definitivo o continuar con la administración de pruebas. Esto ocurre porque cada alumno es diferente y puede presentar en asociación con la discalculia otras características. En esta fase, el objetivo que los especialistas quieren alcanzar es recopilar la mayor cantidad de información posible para tener un perfil claro del estudiante. El perfil trazado guía a los expertos en la búsqueda de los puntos fuertes y débiles del alumno.
Cómo la ley n.170/10 reconoce la discalculia como dsa y beneficia a los estudiantes con trastorno de discalculia
Como se prevé en la Ley n.170/10, que reconoce la discalculia como DSA, los estudiantes con trastorno de discalculia pueden:
- Utilizar la calculadora durante las pruebas de evaluación previstas por el docente, tareas en casa, pruebas de acceso, pruebas universitarias;
- Beneficiarse de más tiempo para la realización de las pruebas de evaluación (tiempo adicional);
- Posibilidad de consultar tablas pitagóricas.
Además, gracias a un camino educativo (Plan Didáctico Personalizado, PDP) basado en la mediación docente-estudiante, el logro de la autonomía por parte del niño puede ser más rápido en el ámbito del cálculo, la comprensión de las cantidades, la escritura numérica y el aspecto mnemónico. Un claro ejemplo en relación a lo dicho son las tablas de multiplicar.
El alumno discalculico necesita constantes confirmaciones y una mayor seguridad. Por eso es bueno implementar estrategias que puedan acompañarlo en un camino de autoaprendizaje, él debe comprender que está aprendiendo.

Todos los instrumentos compensatorios y dispensatorios mencionados están diseñados para que una vez adquirida la seguridad adecuada, el alumno pueda controlar que un cálculo se haya realizado correctamente a través de la calculadora, lo que le permite poco a poco obtener mayor confianza y autoestima también en el método de estudio.
Gestionar el tiempo se vuelve fundamental y aprender a hacerlo es uno de los objetivos que, en presencia de discalculia, deben alcanzarse gradualmente, para evitar situaciones de frustración que a menudo se confunden con la pereza del alumno. A este último se le permite solicitar tiempo adicional durante la realización de las pruebas previstas para la evaluación del aprendizaje.
Hoy en día, son fundamentales todos aquellos software didácticos, con función compensatoria, que permiten una decodificación simbólica para que el alumno pueda realizar las tareas de forma autónoma. Las mapas mentales y los software para su realización se vuelven importantes, entre ellos la aplicación web Algor Maps. Permite crear contenido personalizado en forma de mapa y compartirlo en línea de manera rápida y extremadamente sencilla. Los mapas mentales, gracias al principio de secuencialidad, permiten al alumno memorizar más fácilmente, reglas, conceptos, numeraciones asociándolos con imágenes y en algunos casos también con texto reducido.
Artículo de Mariana Ciaglia, pedagoga.